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Que alguien se mantenga en sus trece no significa que no crezca nunca y que siempre tenga trece años. Tampoco significa que tenga trece de algo y que no quiera tener más. Nada de esto.

Lee la versión en inglés

Que alguien se mantenga en sus trece significa algo así como que una persona se mantiene firme en una postura sobre el tema que sea y que nada le va a hacer cambiar de opinión. De hecho, esta expresión tiene un matiz un tanto especial. Alguien que se mantiene en sus trece no cambia de opinión ni cuando las ideas en contra sean verdaderas o, incluso, sean indiscutibles.

Un ejemplo en una frase común es algo así como:

  • A pesar de que sabía que no tenía razón, Juan se mantuvo en sus trece y no cambió de opinión.

Así que, como es una frase hecha con un significado tan marcado, vamos a buscar cuál es su origen y cómo ha llegado hasta nosotros.

Después de averiguar en varias fuentes, hemos encontrado que tiene dos posibles orígenes muy marcados.

Por un lado, dicen que puede venir de un juego de cartas de la Edad Media en el que el objetivo era llegar a quince puntos, sin pasarse, sumando el valor de cada carta. El jugador que más se aproximase a esos puntos ganaba, por eso, el que llegaba a trece puntos se plantaba y se mantenía con esas cartas sin coger más, ya que era muy fácil que con una carta más sumase más de quince.

Y este es uno de los motivos por los que puede venir el origen de la expresión “mantenerse en sus trece” con todas sus variantes.

Por otro lado, dicen que el origen puede venir de los tiempos del Papa Luna o también conocido como el Papa Benedicto XIII.

Cuentan que, tras la división de la Iglesia entorno a las sedes de Aviñón y de Roma, fue elegido este Papa como representante de la sede francesa. Poco tiempo después del nombramiento de Benedicto XIII como Papa, Francia le retiró su apoyo, por lo que se vio obligado a irse a vivir al Castillo de Peñíscola sin el poder que había tenido hasta entonces.

Como le parecía injusto, se trasladó junto con la poca gente que todavía le consideraba Papa a ese Castillo, pero gritando continuamente “¡yo soy el Papa Benedicto XIII!”. Es por esto que, después de repetirlo tantas veces, comenzó a tomarse como una expresión hecha dando lugar a la que conocemos hoy. Otros dicen que lo que gritaba era “yo soy Papa… ¡y trece!”, lo que también habría dado lugar a nuestra expresión hecha.

Sea cual sea el origen real de esta expresión, que alguien se mantenga en sus trece también es sinónimo de que alguien es un poco cabezota.

 

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