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Sabemos de sobra que, en cada casa, hay unas costumbres diferentes.

Si vamos a casa de un amigo o de un familiar, es probable que no todo esté a nuestro gusto o que haya cosas que haríamos de otra manera. Si lo pensamos un poco más a lo grande, en las ciudades, por muy cerca que estén, también es fácil que haya costumbres o tradiciones distintas. Ya sea por la historia de cada ciudad, por los acontecimientos que hayan ocurrido en cada territorio…

Así que, si en las casas o en las ciudades ya hay diferencias de costumbres, ¡imagínate entre países!

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Hay un refrán en español que dice: allá donde fueres, haz lo que vieres, que significa algo así como que, si viajas a algún sitio, haz lo mismo que haga la gente del lugar.

Por eso, hoy traemos unas cuantas de las costumbres más extendidas en España que puede que te resulten un poco extrañas al llegar. Pero tranquilo, es fácil acostumbrarse.

1. Estamos acostumbrados a tener sol

Si hay algo que llame la atención de los que vienen a España es la cantidad de horas de sol que tenemos a lo largo del día. Es más, estamos tan acostumbrados que nos resulta muy raro si llueve más de dos o tres días seguidos y no tenemos sol o si, durante una semana entera de invierno, ha estado el cielo siempre nublado.

Disfruta del sol, pero ¡échate protección!

2. Una habitación sin persianas es como una comida sin pan

Consecuencia de ese sol, en casi todas las casas tenemos persianas.

Una persiana es una estructura formada por láminas horizontales entrelazadas por una cuerda. Gracias a una cuerda que se coloca en la parte interior de la habitación, podemos subir y bajar las persianas a nuestro gusto para controlar la entrada de sol en casa cuando queremos irnos a dormir, para que no nos moleste al amanecer o para disminuir el calor especialmente en los mediodías de verano.

3. Para saludar, un beso por cada mejilla

En España lo más común es que un hombre salude a otro hombre con un apretón de manos y a una mujer dándole dos besos, uno en cada mejilla. En cambio, las mujeres suelen saludar a hombres y mujeres con dos besos (salvo en contextos muy formales que saludan también con un apretón de manos).

En cambio, en el ámbito familiar, tanto hombres como mujeres se saludan con dos besos en la mejilla. Es una costumbre tan arraigada que a nadie le parece raro darle dos besos a quien sea.

4. Madrugamos y nos acostamos tarde…

Sí, lo sabemos. En España somos muy de hacer las cosas más tarde de lo normal. Nuestra hora de comer es entre las 14.00 y las 15.00, pero si la comida se alarga hasta las 16.00 no es nada extraño. Si quedamos para cenar suele ser sobre las 21.00, aunque la cena es probable que empiece incluso más tarde.

Así que, en cuanto llegues a España, acostúmbrate a no desesperarte al mirar el reloj. ¡Es más! Siguiendo nuestros horarios vas a poder disfrutar de todas las horas de sol.

5. La (famosa) siesta

Como las comidas, generalmente, son copiosas y muy largas, en muchas ocasiones es hasta casi necesario hacer una pausa, reposar la comida y descansar por un periodo breve de tiempo. Pero, llegados a este punto, tenemos que descubrirte una cosa. La siesta no es tan común como se piensa fuera de España.

El ritmo de vida que hay, los horarios de trabajo tan amplios y la gran cantidad de actividades diarias hacen que sea muy complicado tener tiempo para echarse una siesta… Aunque, los fines de semana es un poco más fácil para todos.

6. No, no hablamos gritando

A los españoles nos pasa a menudo que, cuando vamos a otro país, reconocemos a otro grupo de españoles por el volumen ligeramente elevado del tono de voz. En España estamos acostumbrados, pero para los turistas o para los recién llegados puede resultar hasta molesto.

De verdad, aunque parezca que estamos hablando alto o, incluso, gritando, no es porque estemos enfadados ni porque no nos oigan. Es más, en el transporte público es común ir hablando con la persona o con el grupo de personas con los que vas, aunque, ahí sí, en un volumen un poco más controlado.

7. No nos descalzamos en la puerta

Para nosotros no es ninguna falta de respeto no descalzarse en la entrada de una casa. Ni cuando viene alguien a visitarnos ni cuando visitamos nosotros a alguien. Lo máximo que hacemos al entrar en casa es limpiarnos la suela de los zapatos en el felpudo que suele haber antes de entrar.

En cambio, cuando llegamos a nuestra propia casa, nos cambiamos los zapatos por unas zapatillas de andar por casa o, incluso, nos cambiamos la ropa entera por algo más cómodo y confortable. Pero nada de andar quitándose los zapatos en casa de otros como norma general.

8. La puntualidad… a la española

Aunque no lo admitimos normalmente, sabemos que somos muy dados a llegar tarde a la gran mayoría de los sitios. Si es para una reunión importante de trabajo o algo formal, procuramos llegar a la hora, aunque siempre hay algún despistado que se retrasa. Pero si quedamos con gente cercana como los amigos o la familia, ten por seguro que va a haber que esperar a más de uno.

Y aquí va un consejo, si alguien te dice que “le quedan cinco minutos” … es muy probable que sean quince o veinte.

9. La comida, siempre con pan

Una comida española sin pan es como una paella sin arroz.

El pan sirve para empujar la comida y ayudar al tenedor o a la cuchara, sirve para coger los alimentos y llevarlos directamente a la boca, sirve para limpiar el plato, para hacer desayunos, meriendas, cenas o lo que quieras, sirve para comerlo en casa y para llevar a la calle, acompaña a la carne, al pescado, a la ensalada… Es más, hasta nos sienta mal que en un restaurante nos cobren el pan por separado del menú. Lo tenemos tan arraigado en nuestras costumbres que damos por hecho que está incluido en el precio.

Y hasta aquí las costumbres más llamativas de España. Es solo una pequeña ayuda para que, cuando vengas a aprender español, estés más que preparado para no llevarte demasiados sustos.

¡Diviértete con nuestras costumbres!

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