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Oaxaca es completamente diferente del típico destino de playa en México; pero aunque no vayas a encontrar olas ni arena, se compensa con su gran oferta cultural. Este paraíso culinario entrelaza tradiciones milenarias en el colorido tapiz de una ciudad moderna, famosa por su mezcla única de arte contemporáneo y artesanía tradicional.

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Sabores legendarios

Conocida como la tierra de los siete moles, Oaxaca ofrece una cocina que atrae a turistas procedentes de todo el mundo. Si ya has probado la salsa mole –con su característico color marrón oscuro achocolatado– fuera de México y has llegado a la conclusión de que no es para ti, te animamos a que le des otra oportunidad. Encontrarás siete deliciosos tipos para elegir: negro (el más famoso), amarillo, coloradito, verde, chilchilo, rojo (el más picante), y manchamanteles. Al contrario de la creencia popular, no todos los moles llevan chocolate, ¡así que no hace falta que mezcles dulce y salado si no quieres!

Hablando de chocolate: Oaxaca es un paraíso para los adictos al cacao. Aunque no es una región donde se cultive a gran escala, el romance de Oaxaca con el cacao tiene ya miles de años. El chocolate caliente oaxaqueño es una bebida apropiada tanto para ocasiones especiales como para el día a día, y es perfecta para dar calidez a tu día. Mayordomo y La Soledad son dos instituciones del chocolate, con tiendas y puestos en los que muelen los granos de cacao para ti.

Prueba estas y otras delicias locales, como tamales, tlayudas (a veces también las llaman pizzas oaxaqueñas), chapulines (¡saltamontes picantes!), quesillo y muchas otras en los mercados típicos de Oaxaca.

Mercados mexicanos

Si te encanta la comida y quieres echar un buen vistazo a todas las opciones, dirígete al Mercado de Abastos, al Mercado de Benito Juárez o al Mercado 20 de Noviembre y déjate sorprender. Los amantes de la carne no pueden perderse el pasillo de carnes asadas de este último mercado, en el que podrás escoger la carne cruda y las especias que prefieras y ver cómo las asan con verduras sobre carbones, y te las sirven en un cestillo con salsas y tortillas de maíz. Estos mercados a menudo venden también llamativa artesanía, flores y otros productos que van más allá de la comida, lo que hace que sean el lugar perfecto para ir de compras antes y después de comer. También deberías acercarte a la ajetreada Central de Abastos, un enorme y animado mercado al aire libre.

Un arte sorprendente

Gracias a su numerosa población indígena, Oaxaca cuenta con una vibrante tradición de arte popular. Algunos ejemplos son la bonita cerámica de barro negro, los tapetes y las prendas bordadas o los alegres alebrijes, animales fantásticos hechos de madera tallada y pintada de colores brillantes, que encontrarás en mercadillos y puestos repartidos por toda la ciudad. El Mercado de Artesanías es un buen sitio para empezar.

Mientras recorres la ciudad, encontrarás abundante arte urbano, mucho del cual tiene un mensaje político. Aunque no hables español (¡algo que puedes remediar en la escuela de don Quijote!) y no puedas comprender todo el mensaje, te encantarán sus vibrantes colores y su fuerza visual.

El Espacio Zapata, fundado por la Asamblea de Artistas Revolucionarios de Oaxaca (Asaro) durante las protestas políticas de 2006, es un taller y galería que organiza exposiciones, eventos y talleres, y los murales que decoran su exterior están en constante cambio.

También encontrarás un buen número de galerías de arte con una mezcla de arte contemporáneo y tradicional, que podrás ir visitando según te las vayas encontrando en tu camino. Si prefieres ir con un destino determinado, pon rumbo a alguno de los numerosos museos de arte de Oaxaca, cuyas colecciones van desde la época precolombina hasta las piezas futuristas.

Excursiones increíbles

Si te apetece darte un baño con vistas a un frondoso valle, sumergirte en aguas termales naturales y contemplar una cascada petrificada en la distancia, no busques más: las piscinas de Hierve el Agua están a un trayecto de una hora en autobús. Es el sitio perfecto para un chapuzón y admirar la belleza natural de los alrededores.

Para aprender más sobre las civilizaciones precolombinas, Monte Albán es algo que no te puedes perder. Situada a menos de media hora de Oaxaca, esta ciudad fue el hogar de los olmecas, los zapotecas y los mixtecas durante un periodo de más de mil años, y alcanzó los 25.000 habitantes durante su apogeo como capital zapoteca.

Recuerda que todas estas sugerencias son solo el principio: ni siquiera hemos mencionado la plaza central de Oaxaca, su arquitectura colonial, sus festivales ni su cultura del mezcal. ¡Tendrás que ir a Oaxaca para descubrirlo por ti mismo!

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