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El pasado 8 de marzo fue el Día Internacional de la Mujer. Cientos de personas tomaron las calles para reclamar la igualdad, pero también para celebrar. Hoy en día, no son pocas las demostraciones públicas que buscan construir un futuro mejor para todos.

Aunque aún queda mucho camino por recorrer, es bonito mirar al pasado y ver lo lejos que hemos llegado. En este artículo, echaremos un vistazo al pasado para repasar la vida de cinco mujeres hispanohablantes que cambiaron el rumbo de la lucha feminista en su país. Haz clic aquí para disfrutar leyendo este post en inglés. 

Clara Campoamor

(1888-1972)

 

Más conocida como la madre del feminismo en España, Clara Campoamor tuvo una infancia difícil en Madrid. Tras la muerte de su padre, abandonó el colegio con tan solo 10 años y se puso a trabajar. Sin embargo, nunca dejó que las dificultades le pusieran freno. Con 30 años, se había convertido en abogada y activista. Llegó a escribir artículos para el periódico en un tiempo en el que la mitad de la población española era analfabeta.

Cuando cayó la dictadura de Primo de Rivera, en 1930, Campoamor tenía como objetivo luchar por el principio democrático de igualdad para todos los ciudadanos. Se unió al Partido Radical y salió elegida como representante del partido por Madrid. Curiosamente, en aquel tiempo las mujeres podían ser elegidas como cargos públicos, pero aún no podían votar. En un intenso debate el día 1 de octubre de 1931, Campoamor defendió el derecho de las mujeres al sufragio universal ante el Parlamento. Gracias a su determinación, la Constitución de 1931 recogía al fin el derecho al voto de las mujeres.

Sin embargo, esta victoria democrática fue efímera. En 1936 estalló la Guerra Civil Española, que dio paso a décadas de un régimen dictatorial. Ningún español, hombre o mujer, pudo volver a votar hasta 1977. Campoamor se exilió de España tras el golpe militar del 36 y no pudo volver jamás a su país. Hoy en día, se recuerda su nombre en varias estatuas, calles, colegios y plazas de España. 

 

La libertad se aprende ejerciéndola

 

María Zambrano

(1904-1991)

Otra gran pensadora que tuvo que vivir en exilio tras la Guerra Civil es María Zambrano. Se trata de una de las filósofas más influyentes del siglo XX en España. En 1988, se convirtió en la primera mujer en recibir el Premio Cervantes.

Zambrano es mayormente conocida por haber acuñado el término de razón poética. Toda su filosofía fue dirigida a resolver la crisis de pensamiento de occidente y del racionalismo. Según su punto de vista, el racionalismo excluía muchos aspectos de la realidad humana. Al aceptar que solamente es real aquello que tiene una explicación racional, quedan excluídas las emociones, los sueños, la creatividad e incluso el alma humana. Con la razón poética, Zambrano insistía en la necesidad de que la poesía acompañara al pensamiento filosófico en todo momento.

“El corazón es centro, porque es lo único de nuestro ser que da sonido”

 

Frida Kahlo

(1907-1954)

Esta icónica artista mexicana ha sido recordada por sus pinturas rebosantes de imaginación. Sus autorretratos muestran en muchas ocasiones un dolor físico y emocional que incorpora elementos del arte folclórico mexicano, la cultura indígena y la naturaleza.

Junto a su personalísimo arte, Kahlo es una fuente de inspiración por su fortaleza ante sus problemas de salud: un dolor crónico y alrededor de 30 cirujías. Incluso cuando sufrió la amputación de una de sus piernas, fue capaz de mantener una actitud positiva.

“Pies para qué los quiero si tengo alas para volar”

 

Rigoberta Menchú

(1959-hoy)

Como miembro del pueblo Quiché, Menchú ha pasado su vida luchando por los derechos de los indígenas. Cuando era joven, su familia y ella sufrieron las consecuencias del activismo, siendo perseguidos por el gobierno guatemalteco hasta las últimas consecuencias. Su padre murió en un tiroteo mientras luchaba por los abusos de derechos cometidos por el régimen. Por su parte, su madre y hermano pequeño fueron brutalmente asesinados a manos de los militares.

Menchú huyó del país en 1981 y saltó a la escena internacional en 1983 para denunciar la situación de Guatemala. Mientras vivía en el extranjero, continuó trabajando contra la opresión en su país y luchando por los derechos de los más desfavorecidos. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1992 por su labor en pro de la justicia social. Menchú se presento a la presidencia del gobierno guatemalteco en 2007 y 2001 y hoy en día es Embajadora de las Naciones Unidas.

“No hay paz sin justicia, no hay justicia sin equidad,

no hay equidad sin desarrollo, no hay desarrollo sin democracia,

no hay democracia sin respeto a la identidad y dignidad de las culturas y los pueblos”

 

Las Abuelas de la Plaza de Mayo

(1977-hoy)

Las abuelas de la Plaza de Mayo son una organización fundada por un grupo de mujeres argentinas para encontrar a los niños "desaparecidos" durante la dictadura argentina y devolverlos a sus familias.

Entre 1974 y 1883, durante la etapa de terrorismo de Estado en Argentina, el régimen hizo desaparecer a miles de librepensadores y disidentes. Cientos de bebés fueron arrebatados a presos políticos tras nacer o secuestrados junto con sus padres. Mientras que los progenitores eran asesinados, las familias de los militares y aliados del régimen adoptaban a los bebés robados de forma ilegal. De esta manera, se neutralizaba la posibilidad de una segunda generación de disidentes. Los niños crecieron sin saber quiénes eran sus verdaderos padres ni de qué les había ocurrido. En la mayoría de los casos, ni siquiera eran conscientes de que habían sido adoptados.

Sin embargo, sus abuelas estaban dispuestas a encontrarlos. Se atrevieron a hablar bien alto y luchar para encontrar a sus nietos, incluso bajo la constante amenaza del régimen. Las abuelas se han manifestado en la plaza principal de Buenos Aires desde aquel entonces. Cada semana, pelean para hacer justicia y destapar la verdad. Desde 1977, se conseguido dar con el paradero de unos 130 niños robados.

“La única lucha que se pierde es la que se abandona”

 

A lo largo de la historia, son muchas las mujeres valientes que han dado un paso adelante para aportar su granito de arena a la igualdad. Algunos dicen que el futuro tiene nombre de mujer. Mirar al pasado es una buena manera de entender qué podemos hacer a partir de ahora.

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